Una estatua para Paco

– Jubi, ¿quien es Paco?

Paco, era el perro más famoso del Madrid del siglo XIX.

Estatua del perro Paco

Paco era un perro callejero, mestizo, que apareció una noche en el Café Fornos buscando algo de comida. Se acercó a la mesa del marqués de Bogaraya, a quien le cayó en gracia: le obsequió con un trozo de carne y lo bautizó como Paco, ya que era el día de san Francisco.

Desde entonces Paco acudió con asiduidad al café, donde siempre conseguía algo de comida gratis; y empezó a frecuentar otros locales de la zona. Con el tiempo se le llegó a permitir la entrada a los teatros y se le dedicaron artículos de prensa, tiras cómicas e incluso polcas. Se lo veía en compañía de escritores como Pérez Galdós y especialmente de Valle-Inclán, por quien parecía sentir preferencia.

Su lugar favorito era la plaza de toros de la carretera de Aragón, donde era un habitual. Se le recibía con honores en cada espectáculo taurino y salía al ruedo cuando el público se lo pedía. Los periódicos de la época le dedicaban columnas completas cuando visitaba la plaza de toros, de hecho, en una de sus hazañas fue revolcado por un imponente toro y los cronistas informaban de la última hora de su parte facultativo a esperas de “una pronta y radical curación”.

Grabado de la contraportada de la revista La Lidia del 24 de noviembre de 1882

Grabado de la contraportada de la revista La Lidia del 24 de noviembre de 1882

Aquella vez consiguió recuperarse, pero a su vuelta al ruedo unas semanas más tarde no corrió la misma suerte.
El 21 de junio de 1882, tras una mala faena del estoqueador Pepe el de los Galápagos, Paco saltó a la arena y el novillero en forma de defensa por la actitud agresiva del perro le dio una estocada que terminó con su vida de inmediato. El público quería linchar al estoqueador por lo que hizo, así que huyó rápidamente de la plaza de toros para evitar convertirse en la segunda víctima de aquella corrida.

El público, enfurecido, se lanzó a por el novillero, que se salvó por poco de ser linchado. El empresario teatral Felipe Ducazcal se llevó a Paco para que tratasen sus heridas, pero el perro no logró sobrevivir. Aun así, Paco siguió vivo en la memoria de los madrileños y, desde enero de 2023, tiene una estatua en el número 71 de la calle de las Huertas.

Visto en Facebook, y en elDiario

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16 respuestas a Una estatua para Paco

  1. Todo un personaje el perro Paco. Hasta su muerte tiene un halo literario que daría para innumerables artículos y hasta necrológicas. Triste final pero recuerdo vivo de sus andanzas.

  2. Ester dijo:

    No conocía la historia y tampoco me he fijado en la estatua, pero al novillero había que haberle cortado la coleta. Un abrazo

    • unjubilado dijo:

      -Ester- El nombre de la estatua aparece en google maps, pero no así la escultura, posiblemente esté al lado de una pequeño parque infantil, aunque es posible que no hayan actualizado los mapas ya que está desde enero de este año.
      Un abrazo

  3. bisílaba dijo:

    Me encantó esta historia cuando la conocí allá por el 2010 y a la que también Cosas Nimias le dedicó entonces este post
    Un abrazo, amigo Jubi

    • unjubilado dijo:

      -bisílaba- Te adelantaste a mi nada menos que 13 años, hasta ahora no sabía nada y me imagino que alguien recordó la historia en fabebook y yo tire un poco del hilo.
      Un abrazo

  4. Frajayo dijo:

    Soy muy aficionado a la fiesta de los toros y me complace leer anécdotas, temas de interés, chascarrillos de ese complejo mundo de la tauromaquia, y me sorprende, no solo la presencia de Paco en el planeta taurino, sino que diera pábulo a ese alucinante
    final de su vida de una certera estocada. Como un toro de bandera,

    • unjubilado dijo:

      -Frajayo- Como ya he comentado en alguna ocasión a mi no me gusta el espectáculo de los toros, pero estas curiosidades si me llaman la atención.

  5. Magda dijo:

    Sin comentarios.

  6. Lo que me extraña es el principio de la historia: que dejaran entrar un perro en Fornos hasta la mesa del marqués.

  7. Hola Emilio, conozco la historia, mi bisabuelo hablaba de este perro al que conoció cuando vivía en Madrid. Yo era un comino y él tenía una edad avanzada.
    Era un perro muy popular, que también frecuentaba los cafés de escritores como Valle Inclán y Pérez Galdós. Está enterrado en El Retito.
    En una de sus intervenciones, un novillo lo zarandeó y cayó encima del torero «Pepe el de los Galápagos», que del impulso lo dejó caer a la arena, encorajinado le atravesó con el estoque entre las costillas. Duró tan solo cinco días más. Murió.
    El público quería linchar al torero, fue protegido por los guardias.
    Mi antepasado tenía el libro de Blas Jocen, editado en 1882. Lo prestó y lo perdió para siempre.
    Es una historia mucho más amplia…
    Ya sabes que me gustan las curiosidades históricas.
    Un abrazo.
    Buen finde.

    • unjubilado dijo:

      -Mari Carmen Franconetti- La historia no la conocía hasta ahora, observo que en líneas generales tu comentario coincide con lo que he publicado que tiene un final muy triste.
      Un abrazo.

  8. Sara O. Durán dijo:

    Muy triste final, pero con una vida que debió disfrutar mucho.
    Abrazo.

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