Una anécdota de Pedro Muñoz Seca

Pedro Muñoz SecaPedro Muñoz Seca, (Puerto de Santa María, 1881 – Paracuellos del Jarama, 1936) Dramaturgo español. Practicó la abogacía y fue profesor particular, pero su verdadero oficio fue el de autor teatral.

Máximo representante del teatro humorístico de principios del siglo XX, sus obras gozan aún de una gran popularidad. Su habilidad para versificar y para los juegos de palabras, junto a la distorsión grotesca de la realidad que presentaba en sus piezas, crearon el llamado «astracán«, una variante del género chico.

Pero en este caso no estoy para contar la vida y milagros de Muñoz Seca, que se puede leer aquí o también en este enlace.

Mi idea es contar una anécdota del mencionado escritor.

Don Pedro vivía, desde sus tiempos de estudiante, en una casa de Madrid donde atendía la portería un encantador matrimonio al que profesaba auténtico afecto.

Falleció la mujer, y a los pocos días el marido, más de pena que de enfermedad pues era un matrimonio profundamente enamorado.

El hijo de los porteros se dirigió a don Pedro, muy afectado tras la muerte de sus padres, y le pidió que redactara un epitafio para honrar su memoria.

Del corazón de Muñoz Seca surgieron estos versos:

FUE TAN GRANDE SU BONDAD,
TAL SU GENEROSIDAD
Y LA VIRTUD DE LOS DOS
QUE ESTÁN, CON SEGURIDAD,
EN EL CIELO, JUNTO A DIOS.

Corría mil novecientos veintitantos y, en aquella época, era preceptivo que la Curia diocesana aprobara el texto de los epitafios que habían de adornar los enterramientos.
Así que don Pedro recibió una carta del Obispado de Madrid reconviniéndole a modificar el verso, puesto que nadie, ni siquiera el propio Obispo de la diócesis o el Santo Padre, incluso, podían afirmar de un modo tan categórico que unos fieles hubieran ascendido al cielo sin más.

Don Pedro rehízo el verso y lo remitió a la Curia, del modo siguiente:

epitafioFUERON MUY JUNTOS LOS DOS,
EL UNO DEL OTRO EN POS,
DONDE VA SIEMPRE EL QUE MUERE,
PERO NO ESTÁN JUNTO A DIOS
PORQUE EL OBISPO NO QUIERE.

Nueva carta de la Curia. El Obispo, tras recriminar al autor lo que cree -con toda la razón del mundo- una burla y un choteo de Muñoz Seca-, le exige una rectificación ya que no es el Obispo el que no quiere, pues ni siquiera es voluntad de Dios. Él no decide nuestro futuro, sino que es nuestro libre albedrío el que nos lleva al cielo o no.

Así que don Pedro remata la faena, escribiendo un verso que jamás se colocó en enterramiento alguno porque la Curia jamás le contestó:

VAGANDO SUS ALMAS VAN,
POR EL ÉTER, DÉBILMENTE,
SIN SABER QUÉ ES LO QUE HARÁN,
PORQUE, DESGRACIADAMENTE,
NI DIOS SABE DÓNDE ESTÁN.

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8 respuestas a Una anécdota de Pedro Muñoz Seca

  1. Pues es una lástima que se cortara la comunicación entre el autor y el Obispado, porque, de haber seguido el intercambio epistolar, habría habido epitafios para cumplimentar a todo el personal residente en el camposanto madrileño. Y aún hubieran sobrado.

    • unjubilado dijo:

      Una mirada… ¡Como cambian los tiempos! Hoy no le hubieran dicho nada… o quizá si lo hubieran hecho, entonces hubiera sido el cuento de nunca acabar:
      * «Quiero independencia para poner lo que desee»
      – No es posible hacer esto en un esta… cementerio
      * ¡Pues pediré ayuda a los ciudadanos para hacer lo que quiera, e incluso separaré las tumbas y con ayuda del enterrador conseguiré un cementerio propio!
      + – + – Señor, señor ¡que cruz!

  2. Ahora los cementerios son de titularidad municipal, exclusivamente, así que ninguna confesión pincha ni corta en los epitafios. Afortunadamente.

    • unjubilado dijo:

      Una mirada… De acuerdo, pero es que yo estaba tratando de imitar a dos naciones; mejor dicho a una real y otra que se quiere instaurar.
      Mas desgraciadamente, veremos por donde se rompe la cuerda.

  3. Genín dijo:

    Ingenio puro, y la Iglesia como siempre…
    Salud

    • unjubilado dijo:

      Genín Cuando queremos mostrar nuestra impotencia o resignación a poder hacer algo, debido a que existe un poder superior que nos impide hacerlo, comentamos en plan jocoso «Con la Iglesia hemos topado»
      Y nunca mejor utilizado este dicho que en este caso.
      Saludos

  4. Ester dijo:

    Siempre me gustó a Muñoz Seca, conocía la anécdota y es muy buena, me ha gustado que me la hayas recordado, insertando además detalles de su vida. Su nieto la contó hace muchos años (y ya la había leído)
    Un abrazo

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