La ilusión de Encarna Espada por no dejar que cayera en el olvido ese recuerdo de la infancia, de la escuela y de las primeras letras, le ha llevado en colaboración con el ayuntamiento de Castellote a la creación de un pequeño museo de la escuela en Dos Torres de Mercader (Teruel). En el año 2010 visitamos las dependencias para conocer cómo era una escuela rural.
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Bonita iniciativa. Un beso
-Susana- Por lo menos los más jóvenes aprenderán que la enseñanza no es como en la actualidad.
Un beso
Ahí nace la España vaciada, sin colegio no hay niños y no hay continuación, está muy bien el museo, pero si no hay publico una vez que lo hayan visitado los 500 0 700 habitantes ya no tendrá utilidad. Un abrazo
-Ester- Tienes razón, pero seguro que en verano los 700 habitantes se transforman en muchos más y los foráneos enseñaran a los más pequeños como eran las escuelas de antes.
El caso es que no se pierdan las antiguas costumbres o formas de vivir o aprender.
Un abrazo
Hace muchos años yo veraneaba en una aldea, una comunidad muy pequeña y tenían una escuela rural. Me parecía extraño lo de todos juntos, de varias edades, me comentaron que la maestra daba a cada grupo unas lecciones y deberes, adecuado a cada curso y así estudiaron generaciones, todos en la misma aula.
Feliz martes… digo miércoles… bueno, feliz día.
En una Escuela Rural estudié, con los cursos mezclados en un aula, y es una experiencia positiva. Todavía existe y así siguen estudiando las niñas y niños de hoy en esa misma escuela, todos los cursos de Infantil y Primaria distribuidos en tres aulas, con tres tutoras y el profesorado especialista itinerando con sus coches de un pueblo a otro para dar inglés, música, educación física…
Magda, Una mirada… Magda, creo que Una mirada… ya te ha contestado, mucho mejor que lo hubiera podido hacer yo.
Yo poco recuerdo de mi infancia, pero fue en Zaragoza y era totalmente distinta de un pueblo.
Me pareció curioso porque yo iba a un colegio donde las cosas eran distintas y de niño te sorprendes cuando conoces algo distinto a tu realidad pero desde luego lo entendí como algo enriquecedor donde grandes y pequeños colaboraban.
En ese tiempo no irían de pueblo en pueblo en coche.
Saludos a todos y feliz Día Star Wars.
-Magda- Entonces no existían las diferencias culturales como existen en la actualidad, todos éramos niños o niñas y todos jugábamos juntos y disfrutábamos de los juegos en la calle, con las canicas, con la comba, con las chapas, con…
Saludos
El vídeo me ha hecho sonreír porque en mi pueblo también tenemos el museo de la Escueleta Vieja recordando cómo eran la escuela de antaño. Mucho mobiliario y varios mapas se cedieron al Museo Pedagógico de Aragón.
-Una mirada…- De estos vídeos he visto varios, sin embargo este, se me ha ocurrido publicarlo. Yo recuerdo muy poco de mis comienzos estudiantiles, empecé en Zaragoza, con Don José, escuela privada, y único propietario el mencionado Don José, ya que mi madre, su afán era que sus dos hijos, aprendiéramos lo que ella y mi padre no habían conseguido, por no poder ir a la escuela. Mi madre con 12 ó 14 años se tuvo que hacer cargo de 7 hermanos, y mi padre en su pueblo, escasamente llegó a aprender las cuatro reglas de las matemáticas.
Lo único que recuerdo es un pupitre similar a los del vídeo y una estufa de serrín que teníamos que hacer funcionar en invierno, para mantenernos algo calientes. Había que poner un palo horizontal y otro vertical y llenar y apretar con fuerza el serrín para que una vez encendido aquello durara unas horas.
Es una buena iniciativa para el recuerdo. Interesante el video. Yo no tengo esa experiencia porque estudié en la ciudad. Pero de pequeño los pupitres eran muy parecidos. El problema a dia de hoy es que hay muchos pueblos sin niños y con el tiempo sin escuela. Una pena la España vaciada. Un abrazo.
-Sabius- También empecé a estudiar en la capital de Aragón y aunque creo recordar unos pupitres similares, poco más rememoro, solamente que teníamos que encender una estufa de serrín para calentarnos en invierno.
Un abrazo
Esas escuelas eran más lindas que las de ahora que están mejor equipadas. Porque los profes y porfas, daban la vida por enseñar y de paso educar. Esos profes nos corregían de pe a pa con severidad, pero también con cariño y eran parte de la familia. A menudo se les invitaba a casa a merendar, o ellos visitaban, lista poner al tanto a los papás de sus hijos. Me endulza recordar. Tuve hermosos maestros.
Besos.
-Sara O. Durán- Eran más amigables, más empáticas, tenían una calidez que ahora las modernas no tienen.
Abrazos