Relámpagos, rayos y truenos

Todos hemos visto relámpagos en el cielo, hemos escuchado los truenos, pero mucha menos gente ha vivido la caída de un rayo sobre su cabeza, aunque esta estuviera protegida.

De momento os dejo con un vídeo que nos da una serie de recomendaciones ahora que se acercan las tormentas de verano, para saber como actuar en el caso de una tormenta eléctrica.

Los lugares más seguros son los edificios, separados de cualquier corriente de aire que se pueda producir entre ventanas y puertas abiertas y en los vehículos.

En estos últimos, el rayo puede caer encima pero gracias al principio físico conocido como ‘la jaula de Faraday‘ los ocupantes no sufren ningún daño, pero el vehículo queda inutilizado debido a que todos sus componentes eléctricos y electrónicos quedan dañados.

Esto es lo que ocurrió ayer día 2 en un autobús de TUZSA, en Zaragoza, ninguno de los pasajeros sufrió ningún tipo de daño, pero el autobús se quedó parado e incluso las puertas se tuvieron que abrir de forma manual.

Información en «El Heraldo«

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5 respuestas a Relámpagos, rayos y truenos

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  2. Leodegundia dijo:

    Pues menudo susto que se llevarían los del autobús ya que las tormentas eléctricas son impresionantes. ¿Eras tú uno de los viajeros?

  3. unjubilado dijo:

    Leodegundia No era yo uno de los que iban en el autobús, pero a un amigo de mi hijo le pasó eso en un coche recién estrenado.
    Lo tenía en garantía y a todo riesgo, pero las compañías decían que la caída de rayos no estaba cubierta, ni en la garantía, ni el la póliza del seguro.
    Amenazó con demandarles y al cabo de unos tres meses consiguió que el seguro le pagara los daños (tuvieron que cambiarle todo el cableado del coche y el cuadro de control)

  4. Carlos dijo:

    Ay con las jaulas. Los marinos descubrieron los fuegos de San Telmo, luego los aviadores, y ahora los cnductores de autobús. ¡Dónde iremos a parar!. 😉

  5. unjubilado dijo:

    Carlos Y los telefónicos tuvieron que construir una jaula en el interior de una estación de radio, ya que allí descargan todas las tormentas del Cantábrico, lo hicieron dentro del edificio y lo cubrieron con yeso para que no hiciera feo, de esta manera se libraban de muchas averías, pero de vez en cuando se encontraban alguna pequeña zona con el yeso caído y la malla de cobre fundida. La línea de alta tensión que llegaba a la estación, la tuvieron que soterrar.

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