Más allá del sentido del deber

Un policía paga los cuatro potitos que un hombre intentó robar para dar de comer a sus hijos

Policía y potitos

Vehículo radiopatrulla de la Policía Nacional en Zaragoza. – ÁNGEL DE CASTRO

Ocurrió a finales de mayo en un supermercado del centro de Zaragoza.

Un hombre de unos 35 años entró el pasado 29 de mayo a un supermercado del centro de Zaragoza dirigiéndose directamente a la zona de alimentación infantil. Según informa El Periódico de Aragón, el hombre, que miraba nervioso a uno y a otro lado, se guardó en la ropa cuatro potitos.

Cuando parecía que todo iba bien y el hombre se dirigía a salir del centro, el responsable de seguridad le da el alto y al cachearle encuentra los cuatro potitos que se había escondido. En esos casos, el procedimiento habitual es llamar a la Policía para que arreste al ladrón, aunque en este caso no ocurrió lo habitual.

El detenido explicó que estaba en paro y que era padre de familia. Por ello, antes de que llegase la Policía, ya había clientes que se habían enterado de la situación de ese hombre y se ofrecen a pagar los potitos.

Los agentes al llegar oyen todas las versiones, la del hombre, la del vigilante y hasta las de los otros clientes. Entonces, uno de ellos se dirige al hombre y le indica que se marche, que no hay nada contra él. Cuando el hombre salió del supermercado, el agente pagó los potitos de su bolsillo.

Fuente : 20 Minutos

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18 respuestas a Más allá del sentido del deber

  1. Susana dijo:

    Qué gran persona. Un beso

  2. ester dijo:

    Hay muchos mas casos como este, presencie uno antes de la pandemia, un señora y el cochecito del bebe metió entre las mantas dos paquetes de jamón dulce, y algo mas que no recuerdo, el vigilante la vio y en ese momento llegó el supervisor del vigilante, este se lo comentó y le dijo que callara, que la dejara salir sin ponerla en evidencia. Cuando se dispuso a pagar lo sustraído el supermercado no aceptó el dinero. Hay mucha gente buena, y mucha mas necesitada así que quien pueda colaborar sin menospreciar que lo haga que es el momento. Un abrazo

    • unjubilado dijo:

      -ester- En estos casos afloran los lados malos de las personas, crispación, palabrotas, mentiras… pero también el lado solidario. Si los políticos se comportaran como estas personas, otro gallo nos cantaría a todos.
      Un abrazo

  3. Lo que no sabemos nunca es si, en estos casos, es verdad que lo necesitan, pues hay veces que quien lo necesita de verdad no se atreve a hacerlo.

    • unjubilado dijo:

      -Senior citizen- Es posible que tengas razón, que alguno que lo necesite no se atreva a robar nada.
      No obstante, no creo que una persona que de verdad necesite esos potitos, o cualquier otra minucia se atreva a que lo acusen de robo, ya que al menos, es mi opinión se arriesgarían a robar dinero en la caja de algún pequeño establecimiento donde solamente hubiera una persona dentro.

  4. Piruja dijo:

    Hola, que haga eso el policía demuestra que es una gran persona y tiene un gran corazón, los hay como este buen hombre que en el anonimato ayudan muchas veces a quien lo necesita, que cunda el ejemplo.

    Besos.

    • unjubilado dijo:

      -Piruja- Hay más personas de las que creemos que tienen un gran corazón y ayudan dentro de lo que pueden a personas con problemas de varios tipos.
      Besos

  5. La empatía hace prevalecer a las personas sobre su profesión y eso implica que las acciones nobles abunden más de lo que creemos, aunque, como dice Piruja, muchas se desconozcan.

    No me he visto en la tesitura de tener que apropiarme de lo ajeno para subsistir, pero en mi baremo personal no es lo mismo apropiarse de una barra de pan que de un frasco de colonia o de unos potitos que de una bandeja de salmón ahumado. Cuando hay necesidad -y, sobre todo, necesidad de mantener a quienes dependen de uno/una para comer- los escrúpulos hay que dejarlos a un lado; no se puede exigir ética -aunque la tengan- a quienes malviven; la ética deberíamos buscarla en nosotros mismos que, tantas veces, cerramos los ojos ante la miseria que revolotea a nuestro lado.

    • unjubilado dijo:

      -Una mirada…- No, no es lo mismo tratar de llevarse una barra de pan que un cd o un paquete de salmón ahumado, de ahí que la mayoría de grandes establecimientos se gastan bastantes euros en proteger lo que se supone que el «cliente» avispado va a tratar de llevarse sin pagar.
      Aunque en ocasiones el sistema antirrobo no funciona como debería. El otro día fui a comprar en Alcampo, vi unas zapatillas de estar por casa que me gustaron y me compré dos pares unas para Zaragoza, las otras para Broto.
      Cuando llego a casa veo con estupor que uno de los sensores mecánicos antirrobo, me lo habían quitado, el otro seguía puesto y como no quería volver al establecimiento, lo traté de quitar al principio con cuidado para no dañar las zapatillas, al final cortando con una alicate con mucho cuidado, y lo conseguí quitar. La cantidad de piececillas metálicas que allí aparecieron fue impresionante.
      Había pasado por la caja y ese sensor no había funcionado

  6. Jenofonte dijo:

    Pan

    La manera en que das vale más que lo que das.
    (Pierre Corneille)

    Un día, como acostumbro hacer desde hace ya no se cuantos años, me acerqué al humilde puesto de salchichas que Beto tiene desde hace tiempo en la avenida. Es una costumbre, una rutina, con algo de ritual, que forma parte de una especie de amistad de larga data.
    Salgo del trabajo y me voy caminando hacia la parada del autobus, y en medio de ese trayecto, que recorro, dígase la verdad, arrastrando siempre los pies y no pocas veces el alma, me detengo unos momentos con el pretexto de comer algo.
    Normalmente los clientes, no muy numerosos por cierto, compran algo y se van, comiendo mientras caminan, o a sentarse un poco más lejos, en alguna de las bancas. Yo en cambio, me quedo de pie en el lugar para compartir alguna noticia local, algún recuerdo, o simplemente un poco de silenciosa compañía.
    Pero un día, no recuerdo cuando fue, como tampoco se por qué hoy esto se viene a mi memoria, noté que un hombre de aspecto malicento, que se encontraba a unos cuantos metros, miraba de una manera que él tal vez creía disimulada, hacia el puesto.
    No le presté mayor atención y seguí conversando, de cualquier cosa o de nada como siempre, hasta que de pronto el hombre se decidió y avanzó hacia nosotros.
    –Señor –le dijo a Beto, con voz algo trémula–, ¿podría darme un pan?, se lo pago mañana.
    El “se lo pago mañana” me sonó tan a “seguro que no lo pago nunca”, que sentí algo de rechazo.
    Pero Beto lo miró durante unos segundos que a mi me parecieron una eternidad, tomó un pan, le puso en medio una salchicha caliente, y se lo tendió.
    –Cuando pueda, amigo –le dijo.
    El hombre le dio las gracias, más que con su débil voz, con expresivos ojos, y se retiró lentamente.
    –Cuando una persona pide dinero, –me dijo mi amigo– no sabes si realmente lo necesita, y si se lo das, tampoco sabes en que lo va a gastar. Pero si pide de comer, es seguro que lo necesita.
    Debe ser cierto, porque cuando el hombre se alejaba, vi que con una mano se llevaba el pan a la boca, mientras con la otra secaba una lágrima que resbalaba por su mejilla.

    Jen-O

    • unjubilado dijo:

      -Jenofonte- Bonita historia y muy conmovedora lo que hizo Beto.
      Como ya hemos dicho hay gente muy amable y solidaria que no pretenden nada más que ayudar a sus semejantes.

      • Jenofonte dijo:

        A veces, solo a veces, escribo algo…

        • unjubilado dijo:

          -Jenofonte- Me pasa lo mismo, ya que yo he sido más de aparatos de medidas, generadores de energía, cables coaxiales, líneas aéreas, pero de pluma y/o bolígrafo, únicamente para apuntar las incidencias y cortes en municipios o ciudades en modelos ya prefijados de antemano.

  7. Tawaki dijo:

    En Cáritas te los dan sin necesidad de tener que robarlos.

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