Llega mi desahucio

En estos días en que los bancos y el gobierno tratan de ponerse de acuerdo con los desahucios, llega mi desahucio.

No, gracias a Dios, no es el de unjubilado, es el de una periodista, que en primera persona ha escrito en el diario El Mundo su manera de recibir la noticia del desahucio.

Cristina Fallarás
Copio y pego, no quiero añadir ni una coma en algo tan delicado, como puede ser un desahucio. Esta mañana no me he atrevido a publicarlo, no sabía si era cierto o simplemente era la forma de expresarlo de una periodista, pero creo que es totalmente real.

Cristina Fallarás @ 15-11-2012 05:22 Cristina Fallarás (Zaragoza, 18 de marzo de 1968) escritora y periodista española.
Ver información en Wikipedia

Empiezo : Barcelona.- La periodista y escritora ofrece su testimonio personal de cómo ha recibido la orden de desalojar su casa por impago de la hipoteca.

A las 19.40 de este pasado martes sonó el timbre de la puerta. Abrió Lucas (10) y Pepa (4) salió corriendo a ver quién llegaba. Como al día siguiente tocaba huelga y no iban a ir al colegio, tenían ánimo de viernes.

-Mamá, es un señor.

Por las mañanas, cuando trabajo sola en casa, no suelo abrir la puerta. Las puertas de la mañana siempre abren malas noticias. Pero las ocho menos veinte de la tarde suelen traer amigos o un vecino al que se le ha caído un calcetín.

En cuanto enfrento al tipo del rellano sé lo que ha llegado.

-Le traigo una comunicación del juzgado.

Bajo el brazo derecho lleva un paquetón de folios, calculo que unos 300. Con la izquierda me tiende un papel.

-¿Es la orden de desahucio? –pregunto.

Llevo ya algún tiempo esperándola, desde que el BBVA me comunicó que si quería saber algo de mi hipoteca me pusiera en contacto con los servicios jurídicos. Cuando una oye en la oficina bancaria «servicios jurídicos» sabe que las cosas han pasado a un lugar en el que se manejan otras palabras, otros términos. Es una sensación similar a la que provocaban «las cosas de los mayores» en la primera adolescencia. Tendrás que vivirlas, vas a oírlas, pero lo esencial se te va a escapar.

-Bueno, más o menos –el tipo titubea–. Tiene usted que presentarse en el juzgado y firmarme esto.

-¿Y si no lo firmo?

-Le va a dar igual.

A lo lejos se oyen los primeros petardos, calentando una huelga general que alguna lumbrera, ya me da igual de qué partido, ha calificado de «huelga política», como si hubiera alguna huelga que no lo fuera. Qué sabrán.

-Niños, id tirando hacia el salón.

Firmo. Total… Firmo y agarro el paquetón de folios. Juzgado de Primera Instancia 4 Barcelona. Gran Via de les Corts Catalanes, 111. Procedimiento Ejecución Hipotecaria xxx/2012 Sección 2C. Parte demandante BANCO BILBAO VIZCAYA ARGENTARIA, S.A. Procurador IRENE SOLA SOLE. Parte demandada Cristina Fallarás Sánchez. Me detengo a pensar que el nombre del demandante y de la procuradora están escritos en mayúsculas y el mío, en minúsculas. Qué curioso las cosas que nos llaman la atención cuando la realidad se empina y hace frío.

Hay amigos en casa. Dejo el taco de folios sobre la repisa y hablo con ellos de las cosas de la huelga. He publicado un artículo donde enumero las razones –las primeras que me han venido a la cabeza, tengo muchas más— por las que me sumaré. Luego, les paso los folios y me voy a la galería. No quiero que se rompa la sensación que he conservado intacta durante los meses que lleva recorridos mi desahucio –un desahucio es un proceso largo, muy largo, en el que cuando interviene el juez tú ya andas un poco menos recta, esos crujidos por la noche—, la sensación que he guardado bien: no me puede pasar a mí, aunque diga que nos puede pasar a todos, aunque no pueda pagar, aunque esté entre los primeros despidos de la crisis, hace ya cuatro años. No quiero que se rompa la sensación de que si sigo trabajando, si sigo escribiendo, si sigo publicando pasará algo. ¿Qué? Yo qué sé.

Cuando empezó todo esto, mis amigos me preguntaban «¿Y qué harás si te desahucian?». Mi respuesta siempre era la misma: No puedo pensar en eso, tengo que seguir adelante, si dejo de pedalear me caigo. Cuando una persona deja de pagar su alquiler o su hipoteca es porque no tiene dinero para hacerlo. Parece de Perogrullo, ¿no? Cuando una persona no tiene dinero para pagar su casa, si se la quitas o si te la da –la dación en pago es una medida rastrera—, ¿dónde crees que puede ir? ¿Crees que alguien le va a alquilar un piso? Y en el lejanísimo caso de que así sea, ¿cómo va a pagarlo (de nuevo)?

Me siento en el ordenador de la galería. Creo que todas estas cosas hay que contarlas, como los despidos de embarazadas, como las diferencias de salarios, como cualquier abuso. Creo que hacerlas públicas ayuda a que hayamos llegado a este punto. Miserable, sí, pero punto al fin con información circulando. Así que enciendo el ordenador y, por inercia, me doy un paseo por los periódicos digitales.

Leo : Gobierno-PSOE: día y medio con los desahucios sobre la mesa

Gobierno y PSOE se dan un día más para cerrar un acuerdo contra los desahucios

Me sorprende no sentir rabia. La furia con la que he vivido durante los últimos dos años ha dado paso a una sensación de desánimo, vergüenza y soledad. Aquellos a quienes los ciudadanos elegimos para que gestionaran este país no solo no han estado a la altura, sino que han desertado, han dado la espalda a las personas que dependen de ellos, de sus decisiones, de las leyes que dicten. Los unos y los otros, todos. Los ciudadanos españoles ya no creen en el papel de sus políticos. A mí me parece sencillamente que no hay Gobierno y me abruma este país que veo retroceder, con peineta y banqueros, hacia épocas que no recuerdo haber vivido.

Termino de escribir esto a las 23.45 de la noche de este martes pasado en el que me llegó la orden de desahucio. Un cuarto de hora antes de que empiece la segunda huelga general del año. Yo estuve ahí. Contra todos ellos. Política, claro.

Antes de publicar este escrito he buscado más información y me he quedado con este enlace que no voy a publicar, pero que el que quiera puede leer Desahucios en primera persona: Cristina Fallarás exhibe en El Mundo.es la comunicación que el envió el BBVA

Desearía de corazón que no te quitaran la casa «La Declaración Universal de los Derechos Humanos establece en su articulo 25, “Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud, el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica…

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11 respuestas a Llega mi desahucio

  1. Genín dijo:

    Tremendo…
    Lo malo es que con las medidas que está adoptando el Gobierno por lo visto no van a servir para muchísima gente, mas bien parece un cuento tártaro…
    Salud

    • unjubilado dijo:

      Genín Totalmente de acuerdo contigo, además es una medida que por lo visto va a durar un par de años y luego ya veremos que es lo que ocurre.
      Hablando esta tarde con mi hija, me ha comentado que ya le falta poco para saldar su hipoteca y que en caso adverso podría vender el piso y pagar el resto a su banco…
      Esperemos que no tenga que terminar de ayudarla.
      Saludos

  2. Ester dijo:

    Siempre me enseñaron que mis errores y mis culpas son mías y no las puedo traspasar, son como el DNI.
    Nadie es culpable de lo que me ocurra si no he hecho bien las cosas, no acudo a un artículo a buscar amparo.
    Saltos y brincos, hoy al cuadrado

    • unjubilado dijo:

      Ester Algo parecido me enseñaron a mi. Hasta tal punto es cierto que en dos ocasiones he pedido un crédito al banco, en las dos ha sido un aval personal que he pagado lo antes posible ya que la última vez el interés que tenía que pagar era del 18%, entonces los bancos con un plazo fijo te daban el 12%. Lo pagué en dos años.
      Saludos

  3. trimbolera dijo:

    Son situaciones bien duras.

  4. Antoni dijo:

    Lo que opina Ester me parece bien hasta cierto punto, en este país, tú harás bien las cosas y aun llevando toda la razón irás a la cárcel, si estamos hartos de ver y oír todos los días desmanes del desgobierno, que nos hacen alejarnos cada vez mas de «nuestros» políticos, esto por desgracia no tiene remedio y si lo tiene será mediante revolución y quizás deberían rodar cabezas como en la revolución francesa, tal vez así…
    A este paso pronto no vamos a poder ni opinar libremente por internet, ya está pasando que vigilan ponen trabas, filtros, amenazas etc a la libertad de expresión
    tendremos que darnos prisa y levantarnos antes de que acaben con nosotros!!!!!

    • unjubilado dijo:

      Antoni Creo que de momento no hay que ser tan extremistas, cuando de verdad nos recorten totalmente la libertad de expresión, será el momento de dejar el blog, o de seguir escribiendo quizá con nombre falso y en la clandestinidad.

      • Antoni dijo:

        Estimado Emilio, bien sabes que lo que no se defiende se pierde. Quienes son los extremistas? nosotros ? acaso no somos de la generación que luchamos por conseguir estas libertades que nos están arrebatando cada día, nos quedaremos cruzados de brazos y pasaremos a la clandestinidad? no, no creo que la posición «pacifica» nos lleve a ninguna parte por desgracia. Esto es una Guerra!! y están cayendo inocentes cada día, que mas nos van a recortar?

  5. Los dramas que genera el dinero -o, más bien, su falta-…
    Una parte de la Humanidad ha sido bendecida por la plaga de la desgracia continuada -y no, no me refiero a los desahucios-, tantas veces filmada y expuesta a los horrorizados ojos occidentales. Eran dramas lejanos, aunque algunos se desarrollaran a la vuelta de la esquina de este bienestar nuestro. Y, de repente, una nueva suerte de infortunios araña a ese Primer Mundo en el corazón de su opulencia, ahí donde los estrujados Derechos Humanos parecían haber arraigado…

    • unjubilado dijo:

      Una mirada… Dicen que el dinero no da la felicidad, pero ayuda a tenerla o comprarla y si no que se lo digan a todos los que por unos motivos u otros les han quitado el piso, a todos los que cada vez más, se les ve rebuscando entre los contenedores de basura, escudriñando algo para comer o algo que poder vender, a los que van a la farmacia y no les llega para poder comprar los medicamentos que necesitan…

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