Las trescientas doncellas (Leyenda)

Seguían pasando los días en el campamento del rey Jaime I de Aragón. Se planificaba el ataque a la ciudad de Valencia para arrebatársela a los musulmanes.

Pero Jaime I no se hallaba muy confiado con el resultado de esta nueva batalla. Algo que se había convertido en una auténtica obsesión.

Cabezas que representan , según la tradición, a los siete matrimonios

Cabezas que representan , según la tradición, a los siete matrimonios

Su idea no le abandonaba ni un momento. Noche y día soñando con conquistar Valencia.

Así que, después de pensar alguna estrategia que le ayudara en su empeño, citó a todos los capitanes de sus tropas y de las huestes catalanas y aragonesas.

Muy sorprendidos por este llamamiento inesperado, los caballeros ya pensaban que de nuevo se iba a cambiar la estrategia acordada para la invasión.

Pero estaban muy lejos de la verdadera pretensión del rey.

Jaime I había decidido motivar a sus caballeros con un reconocimiento muy especial : Se comprometía a conceder a los primeros soldados que entraran en la ciudad amurallada, el privilegio de ser los primeros pobladores cristianos de la Reconquista, por lo que Jaime I prometió a sus soldados antes de acometer la toma de la ciudad de Valencia que los primeros en entrar merecerían el honor de repoblar la ciudad con mujeres traídas de sus pueblos de origen.

Ofreciéndose para ser padrino de siete enlaces. Les otorgaría dinero y tierras.

Fueron tres leridanos sobre los que recayó tal distinción, y así se hizo venir a trescientas doncellas leridanas. Produciéndose inmediatamente siete matrimonios cuyas cabezas e iniciales pasaron a la posteridad esculpidos en piedra en la Puerta del Palau de la Catedral de Valencia, pero…

Una vez en la ciudad y después de haber descansado del viaje, las siete muchachas elegidas fueron preparadas para ser presentadas ante Jaime I de Aragón.

Inscripción de uno de los matrimonios entre dos de las cabezas

Inscripción de los nombres entre dos de las cabezas


Fueron bañadas entre pétalos de rosa y fueron vestidas como verdaderas princesas.

Pero ellas tenían mucho miedo. Un temor que iba a ser justificado unas horas más tarde.

El rey Jaime I, muy alejado de las pretensiones amorosas de cada muchacha, organizó las parejas por una extraña regla de compensación; a las más hermosas las unió con los caballeros menos agraciados y, además, no les concedió buenas tierras.

Y cuenta la leyenda que pasados siete años después de celebrarse los matrimonios en la Catedral de Valencia, el rey Jaime I, preguntó a uno de sus consejeros qué era de los matrimonios que él había apadrinado.

El consejero le contestó que todos habían tenido descendencia pero que se rumoreaba que ninguno de ellos era feliz.

-¿Ninguno? ¡No lo entiendo!- dijo pensativo el rey.

En la pretensión de querer compensar la falta de belleza física con donaciones materiales no se había dado cuenta que también era fundamental el sentimiento de cada una de ellas.

El rey Jaime I de Aragón había sabido interpretar muy bien las batallas y las estrategias de los musulmanes, sin embargo, no había entendido los sentimientos del corazón.

Entre las cabezas aún se conservan las inscripciones de los nombres de los legendarios fundadores. Los siete matrimonios estaban formados por: Pere y Maria, Guillermo y Berenguera, Ramon y Dolça, Francesc y Ramona, Bernat y Floreta, Bertran y Berenguera, Doménec y Ramona.

Fuentes consultadas :
Historia o leyenda
Padres o nones
El camino de Marian

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14 respuestas a Las trescientas doncellas (Leyenda)

  1. Jesús dijo:

    Nunca habia oido esa leyenda.

  2. Ester dijo:

    Yo no juego a la pelota valenciana y nunca había oído la leyenda.
    Pero me ha resultado interesante. Un abrazo saltarín

    • unjubilado dijo:

      Ester No es necesario jugar a la pilota, para conocer determinadas leyendas, solamente es necesario, tener un ratón medio inteligente y decirle que te busque una leyenda por la Piel de Toro, aunque en ocasiones de va fuera de España, como ya ha ocurrido en alguna ocasión.
      Abrazos.

  3. trimbolera dijo:

    Yo tampoco la había oído y me ha parecido preciosa y muy propiada para aquellos tiempos ,que mejor no haberlos vivido.

  4. Frajayo dijo:

    Buena estrategia la del Rey Jaime I de Aragón para ocupar Valencia; pero no contaba con la huespeda. Las señoras no se conformaban con la materialidad única de contraer nupcias, necesitaban, para no caer en el descontento, estar enamoradas de sus galanes para dar tan importante paso.

  5. Ligia dijo:

    A mí me parece un rey «petardo», que no tiene en cuenta los sentimientos, pero bueno, eran otros tiempos… Abrazos

  6. mjesus dijo:

    Estrategia a su favor caramba.
    Vi tu respuesta, y ya no necesario encontrar nada clicas en mi nik y tr lleva directo a los dos blogs. GRACJAS

  7. Calandra dijo:

    Jaime I ni entendía los sentimientos del corazón ni en realidad le importaba un pimiento, lo que le importaba es que todos hicieran lo que el quería.
    Yo tampoco conocía esta leyenda.

  8. Genín dijo:

    ¿Y al Jaime no le pidió la independencia el conde Mas ? 🙂
    Salud

  9. Parece ser que las dichosas cabezas corresponden a los benefactores que hicieron posible, con sus donativos, la reconversión de lo que antes fue un templo visigótico. O, al menos, es la teoría que manejan los historiadores. Pero tratándose del Conquistador, cabe cualquier cosa.

  10. Ester dijo:

    Hola, se te echa de menos.

  11. trimbolera dijo:

    Un abrazo muy fuerte, amigo. Te esperamos.

  12. unjubilado dijo:

    A todos Gracias por vuestros comentarios.
    Abrazos

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