Juegos Olímpicos de Barcelona 1992

En 1992, los Juegos Olímpicos de verano se celebraron en Barcelona, España. Uno de los corredores de la carrera de 400 metros planos era un atleta inglés llamado Derek Redmond. Había entrenado durante años para competir en las Olimpíadas.

Pero mientras corría a toda velocidad bajo un calor moderado, de repente se lastimó el tendón de la corva y se desplomó a la pista con mucho dolor. Decidido a seguir, Derek logró ponerse de pie. Iba cojeando hacia la meta cuando su padre descendió por la pared y saltó a la pista.


Antes de que nadie pudiera detenerlo, Jim Redmond llegó a donde estaba su hijo. El joven corredor se apoyó sobre el hombro de su padre al tiempo que se tambaleaba para terminar la carrera.Toda la multitud se puso de pie y vitoreó a los dos hombres. Cuando cruzaron la meta, fue como si el corredor, su padre y los espectadores lo hubieran logrado juntos.

Así es tu vida, como una carrera. Perseverará hasta el fin siguiendo el ejemplo de aquellos que han ido antes que tu.

Esta entrada ha sido publicada en Anotaciones y etiquetada como , , , , , . Guarda el enlace permanente.

15 respuestas a Juegos Olímpicos de Barcelona 1992

  1. Pingback: Juegos Olímpicos de Barcelona 1992 « Unjubilado « Blog de Flash

  2. Twat boy dijo:

    Impresionante, no recordaba yo esto. Qué fuerza de voluntad, que ganas de terminar lo que empezó hace años… un ejemplo.
    ¡Un saludo a todos!

  3. Leodegundia dijo:

    Como lección humana es muy buena aunque visto desde la parte del deporte no creo que tenga ningún valor.
    Un saludo

  4. Pues yo ya he echado la lagrimita, lo mismo que con la historia del Ironman (http://www.unjubilado.info/2009/05/20/amor-paternal/). A veces no son los que ganan las medallas los que más nos impresionan…

  5. unjubilado dijo:

    Blog de Flash Gracias por el trackback o referencia en tu blog.

    Twat boy En ocasiones buceando por la red encuentro historias humanas dignas de ser conocidas.
    Saludos

    Leodegundia Por supuesto no ganó ninguna medalla, pero el tesón y la motivación para terminar fueron suficientes para él y su padre.
    Tengo otros ejemplos de superación personal en mi blog, te dejo un par de ellos :
    http://www.unjubilado.info/2009/08/21/ejemplo-de-superacion-personal/
    en esta caso no fue el hijo, fue el padre :
    http://www.unjubilado.info/2009/05/20/amor-paternal/
    Saludos

  6. unjubilado dijo:

    Terrazista Vocacional Estaba contestando a los primeros comentarios, cuando tu has escrito el tuyo, y observa un detalle, hemos coincidido en el post que tu has señalado.
    Yo también suelto la lágrima en muchas ocasiones.
    Te dejo con otro ejemplo publicado en mi blog :
    http://www.unjubilado.info/2008/05/20/la-nina-de-la-pelota-de-basquet/
    Un saludo

  7. celebrador dijo:

    No me lo creo, lo siento vecinete, ya se que es el paradigma de moda ese de la vida como una cerrera, pero, sencillamente, no es verdad ¡y además es mentira!

    La vida no nos plantea un reto (aunque se pueda tomar así si cuaca), la vida es la posibilidad de celebrar el hecho de la existencia misma

  8. Yo sigo la máxima de Vicente Fernández: «No hay que llegar primero, pero hay que saber llegar».

  9. Pilar dijo:

    Estoy de acuerdo con celebrador. La vida no es una carrera, ni hay que llegar a un lugar concreto. Es una experiencia que hay que vivirla, incluso ralentizando los instantes. Lo que solemos hacer en lugar de vivir, es otra cosa.

  10. guizmo dijo:

    Seguro que luego en la intimidad Derek le echó la bronca a su padre por montarle semejante «numerito». Te lo digo yo..

  11. Pingback: Munich, Pasear Por La Ciudad De La Cerveza | Articulos

  12. Pingback: Articulos » El Boicot Olímpico Visto Desde China

  13. Pingback: Articulos » Tengo Una Corazonada

  14. Juan del Sur dijo:

    Está clarísimo que Derek estaba resuelto a terminar la carrera por sí mismo, aunque fuera arrastrándose. El padre podría haber saltado a la pista y caminado cerca de él, sin tocarlo, alentándolo y gritándole cuánto lo quería y lo admiraba. Pero, por incontinencia, o por deseo de protagonismo, se arrimó a «ayudarlo», con lo cual desdibujó el esfuerzo y el sacrificio del hijo (los atletas compiten solos, sin sus padres, amigos o asistentes).

Los comentarios están cerrados.