De cruces y orines

Francisco de QuevedoLa irreverencia y genialidad de Francisco de Quevedo no tenían parangón. Es bien sabido que en el Siglo de Oro, la salubridad brillaba por su ausencia en las calles de Madrid, considerada por algunos viajeros de la época una de las más hediondas del orbe…

La situación distaba de ser ideal: no había servicio de recogida de basura, ni retretes públicos ni alcantarillado. Así las cosas, era habitual que las aguas sucias se arrojaran por los vecinos a la vía pública. De ahí la famosa frase “¡Agua va!”.

¿Dónde orinaban entonces? En la calle: en los rincones de los edificios o incluso en los zaguanes. Para evitar estas evacuaciones, algunos vecinos ponían en las puertas y paredes especialmente críticas o atractivas, una cruz o algún santo.

Y el gran Quevedo, tenía la costumbre de orinar en una puerta determinada de la calle del Codo, a la vuelta de sus noches de parranda, Quevedo se detenía a orinar en la misma tapia, desatando el enfado de quienes allí vivían. Incluso se ha dicho que uno de los vecinos, con la intención de tocar la conciencia del literato, pintó una cruz con el mensaje:

«No se mea donde hay una cruz».

Él, fiel a su ironía, contestó con un nuevo depósito y otra frase:

«No se coloca una cruz donde se mea»

Si bien el escritor madrileño no dedicó demasiado tiempo a describir esta situación, posiblemente porque entonces pasara inadvertida, lo cierto es que se ha transmitido intacta hasta nuestro tiempo, reflejo de la desordenada vida de los genios del siglo XVII, coetáneos todos con Miguel de Cervantes.

Fuentes consultadas : HDNH, Wikipedia, ABC Madrid

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14 respuestas a De cruces y orines

  1. Ester dijo:

    Que épocas, los caballos y sus excrementos, los muertos en las iglesias, los orines por la ventana y la habladurías es San Felipe. Siempre es un acierto entretenido hablar de Quevedo. Abrazos

    • unjubilado dijo:

      Ester Era otra época incluso hasta no hace mucho cuando se estrenaba una obra de teatro la expresión más pertinente era «Mucha mierda», ya que los espectadores iban en coches de caballos. En la actualidad han cambiado las cosas y se insinúa «Mucho párking lleno»
      Abrazos

  2. Ligia dijo:

    Ja, ja. Esta no la conocía. Mi padre nos contaba que una vez Quevedo fue a hacer sus necesidades a un huerto, y uno que pasaba por allí dijo: «¿Qué veo?» A lo que él, muy ufano, contestó: «Hasta por el culo me conocen…». Debió ser un cachondo…
    Abrazos

    • unjubilado dijo:

      Ligia Esa anécdota la conocía de mi época de estudiante, ignoro si de verdad era cierta o simplemente algo que se le atribuía a Quevedo, que aparece en el libro El Buscón.
      Abrazos

  3. Genín dijo:

    jajaja «Entre el clavel y la rosa, su majestad es coja» para mi es la frase mas brillante de Quevedo 🙂
    Salud

    • unjubilado dijo:

      Genín Se jugó una cena con sus colegas a que llamaba coja a la reina Isabel de Borbón y comprando un ramo de claveles y uno de rosas…
      Y ganó la cena.
      Saludos

  4. Calandra dijo:

    Muy simpático el señor Quevedo. Lo malo es que hoy hay muchos que le imitan y siguen orinando en donde les apetece, con cruz o sin ella.

  5. Tawaki dijo:

    Muy curioso, pero no se por que te remontas al Siglo de Oro. Estuve en Madrid hace unas semanas y se sigue orinando en la calle. Vergonzoso.

    • unjubilado dijo:

      Tawaki Las buenas costumbres se van perdiendo y no solamente ocurre en Madrid, está pasando en casi todas las ciudades en los botellones y en el mal llamado turismo para emborracharse que creo lo llaman pubcrawling o algo parecido.

  6. Malos tiempos para tener muy refinado el bulbo olfatorio…

    • unjubilado dijo:

      Una mirada… Antes mal ya que no existían infraestructuras para mantener limpia las ciudades y ahora seguimos con las malas costumbres de personas incívicas que hacen de su capa un sayo y vienen a España pensando que lo que no pueden hacen en sus países de origen les está permitido hacerlo en el nuestro.

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